jueves, 14 de julio de 2011

Una calada. Tranquilidad. Respiro cada vez más lento. Pienso. Todas las veces que he muerto por ti. No se porque me echo a reir con ese pensamiento. Otra calada. Más tranquilidad. Respiración constante. Alzo la cabeza, miro alrededor. Me siento a gusto con el mundo, en paz. Desapareciste de mi vida y mi vida apareció. Meses de
tranquilidad, de estabilidad. Me siento persona. Quiero seguir viviendo, poder disfrutar de cualquier cosa. Más caladas y más pensamientos. Recuerdos. Como aquella noche de reencuentro tan especial, en la cima del mundo. ¿Como puede destrozarte hasta el límite algo que tanto necesitas y que te hace sentir tan bien? Puede que se me nuble la vista, pero lágrimas ya no caen. De hecho, sonrío. Me queda mucho por delante.. metas, alegrías, personas, lugares.. y tú, tú no entras ahí.
El cigarro llega a su fin, y yo, yo aún estoy en mi principio.